La imagen impacta, pero el alma conecta. Y cuando ambas se unen, nace una marca inolvidable
Vivimos en un momento de sobresaturación visual, de ruido, de mensajes con gran impacto pero con un tiempo de vida efímero. Las marcas compiten constantemente por llamar la atención, por diferenciarse, por ser “relevantes”, y muchas de ellas lo hacen desde un lugar superficial, centrado en tendencias pasajeras, métricas de vanidad o estéticas impersonales, y eso se ve, pero sobre todo se siente.




